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La imaginería burgalesa una gran aportación a la escultura gótica europea

María José Martínez Martínez es la autora del libro La imaginería gótica de los siglos XIII y XIV al sur del Camino de Santiago: un rico y singular patrimonio escultórico, en el que publica gran parte de su tesis doctoral, defendida en Valladolid en 2016 y por la que obtuvo un sobresaliente cum laude.

Esta publicación destaca por dar a conocer un patrimonio prácticamente desconocido de nuestra provincia; la imaginería gótica burgalesa es el conjunto más importante del país, tanto por el elevado número de imágenes conservadas (solo en la mitad sur contamos con 354), como por la calidad de algunas de ellas. Además, estamos ante uno de los conjuntos iconográficos más complejos de Europa.

Las imágenes de mayor calidad y temprana cronología salieron de los talleres catedralicios burgaleses: la Virgen del Manzano, de Castrojeriz; la Virgen de la Alegría de la catedral; la Virgen de la Manzana del monasterio de Silos o Nuestra Señora de la Vid del monasterio del mismo nombre.

Entre las tallas articuladas Burgos conserva dos de las más singulares de Europa occidental, el Santo Cristo de Burgos de la catedral y el Santiago del “espaldarazo” de Las Huelgas. El primero es relevante por su calidad, complejidad técnica e importancia devocional, del que hay copias en España, Italia, Portugal, América Latina y Filipinas. La imagen de Santiago de Las Huelgas es especialmente significativa por la función que desempeñó, armar caballero a Alfonso XI en Santiago de Compostela.

Por otro lado, la Virgen de La Alegría de la catedral inicia una serie de esculturas con numerosos ejemplares en los reinos de Castilla y León y Navarra. A esta tipología, anteriormente conocida como Vírgenes vasco-navarro-riojanas, la autora del libro la denomina Vírgenes alfonsíes. El cambio de nombre se produjo al constatar que el País Vasco, Navarra y La Rioja no eran el origen de la misma sino la catedral burgalesa, durante el reinado de Alfonso X.

El Santo Cristo de la iglesia de San Gil es uno de los pocos Crucificados dolorosos góticos de importación de la Península y el único de Castilla y León. Su calidad también es excepcional. Lo mismo sucede con los grupos lígneos del Descendimiento. Anteriormente se consideraba que la mayor concentración de tallas del Descendimiento estaba en Cataluña y así es, pero sólo en el período románico; en el gótico, Burgos atesora el mayor conjunto de esculturas de la Península.

Otro dato llamativo es la variedad de tipos de la Virgen sedente, un total de seis, muy superior a la media de otras provincias. También se ha inventariado una nutrida nómina del santoral, del que destaca santa Ana.

Este rico legado escultórico es un reflejo del importante papel económico, político y religioso de la ciudad de Burgos y su entorno. Este libro ayuda a un mejor conocimiento de la escultura catedralicia y de las obras que salieron de sus talleres.

También perfila la actuación del taller del maestro de la portada occidental de Toro, activo en varias provincias, y facilita una valoración de la influencia de la escultura burgalesa en obras significativas de otros territorios. Así mismo, se aproxima a iconografías poco presentes en el conjunto de la escultura europea y peninsular, que contribuyen a una mejor comprensión de la época y de su espiritualidad.

El libro ha sido editado por la Diputación de Burgos, a través de su Convocatoria de Publicaciones Burgalesas 2019-2020 con una tirada de 300 ejemplares y se encuentra disponible en las librerías a un precio de 30 euros.

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