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El uso de la cerámica coincide con la fundación de las primeras aldeas

Hace unos 16.000 años, en Japón y en el sureste deChina, los seres humanos que vivían de la caza y la recolección de vegetales, comenzaron a realizar recipientes cerámicos moldeando el barro y cociéndolo al fuego. Fabricaron así un nuevo material, duro e impermeable, ideal para almacenar frutos como nueces y avellanas y para conservar los numerosos peces que esa población asiática cap
turaba.

Miles de años después, las gentes que vivían en el noreste de África volvieron a inventar la cerámica. Y después en muchos otros sitios, como en Perú y Ecuador, descubrieron por sus propios medios la fabricación de recipientes sobre barro endurecido.

La historia del barro es la historia del arranque de la civilización y nos la cuenta José Antonio Rodríguez Marcos en un nuevo libro de la Serie Origen. Cuadernos Atapuerca, patrocinado por la Fundación Atapuerca. Profesor en la Universidad de Burgos, Rodríguez Marcos es uno de los grandes conocedores de las sociedades humanas de la Protohistoria de Castilla y León. Como él nos recuerda, los fragmentos cerámicos constituyen la inmensa mayoría de los vestigios arqueológicos que se encuentran en las excavaciones, ya que desde que el ser humano inventó la cerámica, ya no pudimos vivir sin ella.

Es muy probable que la difusión de la cerámica a partir de hace unos 10.000 años por toda Eurasia se debiera a su insustituible papel en la cocina.

A la hora de calentar, mezclar y transformarmel alimento sobre el fuego, los recipientes de barro atesoraron toda la memoria gastronómica de los pueblos, distribuyendo la cultura culinaria basada
en las nuevas especies de plantas y animales que en ese momento comenzaban a domesticarse.

Gracias a los recipientes cerámicos, las gachas, la leche y los caldos alimentaron a una sociedad que había comenzadoa abandonar el nomadismo y que fundaba las primeras aldeas estables, como Jericó o Çatalhöyük.

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