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El Instituto Castellano y Leonés de la Lengua presenta los diez libros que optan al XX Premio de la Crítica de Castilla y León

La viceconsejera de Acción Cultural de la Junta de Castilla y León, Mar Sancho, ha presentado hoy martes, 7 de marzo, en el Palacio de la Isla de Burgos, los diez títulos finalistas de la vigésima convocatoria del ‘Premio de la Crítica de Castilla y León’ que promueve la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua.

Se trata de un galardón literario de vocación autonómica que premia un título de un escritor vinculado a Castilla y León publicado durante el último año.

En esta ocasión, el jurado ha seleccionado una terna de diez libros entre la producción literaria de autores de la Comunidad en 2022. En esta selección previa figuran poemarios, ensayos, relatos breves, novela y teatro.

Profesionales vinculados a la crítica literaria, la enseñanza universitaria y el periodismo conocedores de la actualidad literaria han presentado sus distintas propuestas.

Libros Finalistas del XX Premio de la crítica de Castilla y León

Tratados de armonía (Siruela), Antonio Colinas

La reflexión poética y, al mismo tiempo, metafísica, la meditación en torno a lo sagrado y a lo trascendente, la medida de la existencia y la belleza como sanación o, más allá, como salvación iluminan estos Tratados de armonía escritos con la clarividencia apacible del poeta Antonio Colinas.

A modo de ensayo, el libro aglutina aforismos, poemas en prosa, pensamientos, páginas de diario y, al mismo tiempo, entremezcla las influencias culturales tanto próximas como orientales que transitan al autor.

La palabra se convierte en contemplación pacífica y reveladora capaz de alcanzar esa poesía filosófica que ensalza, más allá de toda realidad, la belleza.

Tostonazo (Blackie Books), Santiago Lorenzo
El autor de ‘Los asquerosos’ recrea en esta novela afiladamente a quienes «se sienten superiores, pero se intuyen inferiores», como el propio escritor menciona al describir a uno de los personajes con quienes debe lidiar el joven que entra de meritorio en la industria cinematográfica y se topa con un «listo en cursiva y bobo en negrita».

El desastre de la película le obliga a trasladarse a Ávila para cuidar a otro ‘tostonazo’ tan incapaz de hacer las cosas posibles como el productor insoportable. La situación a priori ingrata le hará descubrir lo que de verdad importa.

Todo ello narrado con ironía, mala leche y crítica social.
Liturgia de los días (Un breviario de Castilla) (KRK Ediciones), José Antonio Martínez Climent Aislado o, quizás, bien retirado en Cubillas de Santa Marta, el ornitólogo José Antonio Martínez Climent escribe varias cartas desde una casa solariega con jardín y vistas al Canal de Castilla a un destinatario fijo y desconocido.

En ellas se manifiesta un espíritu libre y absolutamente singular en cuanto a pensamientos, ligando con una visión actual de Castilla y los castellanos tan sorprendente como vívida. Martínez Climent desmonta tópicos y lugares comunes con una facilidad pasmosa, al tiempo que su estilo incisivo, inaudito por lo desusado, va descubriendo una tierra mesetaria desolada pero de una belleza única en su decadencia.

Redención (La bella Varsovia), David Refoyo David Refoyo continúa su exploración de nuevos lenguajes poéticos recuperando la tradición de la elegía para cantar a su amigo Jero, muerto en accidente de tráfico hace veinte años.

El texto denuncia la falsedad de nuestro mundo, que “eliminó la muerte de nuestra educación sentimental” y entabla para ello un diálogo intertextual con autores que lo precedieron en esta tarea.

Las formas otras de estos poemas en prosa, signados por diferentes tipografías, blancos textuales, tachaduras y notas a pie contribuyen de forma decisiva a comunicar la experiencia de Redención por la palabra que se vive al leer y, de tal modo, permanece.

Facendera (Anagrama), Óscar García Sierra
Facendera es una novela visual y descarada que plantea una visión diferente del mundo rural. Con afán de precisión, el autor engarza los relatos que componen la historia construyendo un espacio reconocible que traslada al lector desde lo local a lo universal.

Novela de corazas y miedos, de vidas y realidades, de sueños truncados y futuros oscuros, se trata de una obra de presente, de jóvenes acostumbrados a sobrevivir en un entorno hostil que transita por el lenguaje visual y ágil de todo presente para hacerlo tan fugaz como permanente.

La belleza de lo pequeño (Eolas Ediciones), Tomás Sánchez Santiago
Con una prosa poética e impresionista, Tomás Sánchez Santiago hace luz y presencia de las cosas pequeñas y cotidianas, de lo sencillo y lo insignificante convirtiéndolo con la metamorfosis de lo literario en trascendente y victorioso.

Así el autor halla en lo pequeño esa fortaleza que precisamos para creer en la serena victoria del vivir, del ir viviendo. Y no se trata solamente de tamaños sino de algo más que tiene que ver con la aparente falta de importancia.

Lo pequeño es también lo secundario, lo que no estorba, lo que cada día se hace a un lado para quedarse al margen, lo que no se enturbiará con nada. En este libro pequeño en tamaño es posible hallar toda belleza a través el hilo de sus palabras, de sus ideas leves y sus descripciones tan íntimas como universales.

Parte de lesiones (La uña rota), María Velasco
Parte de lesiones reúne cinco piezas teatrales extensas y tres más breves (Pequeñas lesiones) con la idea de una concepción sólida y unitaria del mundo dramático expresado en acciones diversas.

La obra toma tradición del teatro ritual y alimenta textos expresivos que son, al mismo tiempo, plasmación de la dramaturgia más vanguardista, transgrediendo los límites de los géneros e integrando el diálogo vivo e incisivo, el monólogo reflexivo, el ejercicio coral, el diario íntimo dramatizado, el aforismo, el poema.

Algo tendrá que ver el cine, (Los Libros del Mississippi), Ezequías Blanco
Algo tendrá que ver el cine evidencia cómo en la actualidad la fotografía y el cine ocupan también la imaginación de los poetas. Más allá de ello, este poemario constata pérdidas, aflicciones y horizontes, todo ello tamizado por la experiencia de los años y de saber aprovechar el momento.

Son varias más las caras del prisma lírico de Ezequías Blanco, desde la ironía a lo melancólico, desbrozando con sus versos caminos cuya eficacia reside, como en el propio cine, en lo imprevisible de lo semántico y el regusto de lo aleatorio.

Solo triste de oboe, (Castilla Ediciones), Yolanda Yzard
El volumen de Yolanda Izard recoge treinta y dos relatos breves que principian con una cita de Rainer María Rilke que sirve de declaración literaria de la autora: Pues lo hermoso no es otra cosa que el comienzo de lo terrible en un grado que todavía no podemos soportar.

Esta forma de entender la vida queda clara desde el primer relato, El barranco, y se hace evidente en el último, Cantar, un texto que supone una poética personal.

El libro supone una transición luminosa hacia la belleza y la infancia y, tras ellas, un transitar no exento de dolor físico y espiritual que culmina en el sosiego, casi como en un camino ascético hacia la iluminación.

Llego con tres heridas (Caballo de Troya) Violeta Gil
El alambre que atraviesa tres generaciones traza esta novela de heridas, secretos y destinos en la que la autora retorna a caminos olvidados, a conversaciones con familiares y a documentos reales o, a falta de ellos, inventados.

La vida, la muerte, el amor, el desamor, el éxodo, la memoria, la tierra, lo pronunciado y lo callado atraviesan de manera doliente y esclarecedora las páginas de esta ópera prima de autoficción.

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