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La Iglesia católica realiza una encuesta para conocer objetivamente la percepción de la sociedad burgalesa

Seis de cada diez burgaleses respaldan la labor que la Iglesia católica realiza en la provincia. Así lo sostiene el estudio sociológico realizado por Ikerfel, empresa de investigación de mercado y marketing estratégico, en base a 726 encuestas telefónicas llevadas a cabo entre la población burgalesa durante los meses de junio y julio con un cuestionario basado en 34 preguntas.

El objetivo de la encuesta es analizar la percepción de la población de Burgos sobre diversas cuestiones referentes a la Iglesia en la provincia y a su situación actual en base a criterios objetivos y mensurables estadísticamente. El muestreo analiza distintas variables como la edad, el sexo, el lugar de residencia y las propias creencias religiosas; tiene una fiabilidad del 95,5% y un margen de error de +/- un 3,71%.

La encuesta ha sido presentada esta mañana en rueda de prensa por el arzobispo de Burgos, monseñor Mario Iceta Gavicagogeascoa, la profesora de la facultad de Educación de la Universidad de Burgos Beatriz Núñez Angulo, y el vicario de pastoral de la archidiócesis, José Luis Lastra Palacios.

Según el estudio, la Iglesia católica se sitúa en la provincia como la séptima institución más influyente, después de la familia, las amistades, los centros de enseñanza públicos y religiosos, las oenegés y las instituciones culturales y antes que sindicatos, medios de comunicación, los gobiernos, líderes de opinión y los partidos políticos.

De esta manera, el 59% de los encuestados valora de forma positiva la misión de la Iglesia, siendo la labor social y el apoyo a los colectivos más vulnerables el principal factor que avala su influencia positiva en la sociedad, por encima de las creencias personales y los valores y enseñanzas que transmite. Por el contrario, un 31% de los encuestados inciden más en aspectos negativos de la institución, argumentado para ello la falta de coherencia o su poca aportación al bien de la sociedad.

Entre las acciones eclesiales más valoradas destacan el trabajo de los misioneros (75%), Cáritas (70%) o las celebraciones del VIII Centenario de la Catedral (61%), seguidas del cuidado de las personas mayores, el trabajo educativo, el trabajo con niños y jóvenes, los sacerdotes, el cuidado del patrimonio y la atención pastoral en el mundo rural.

En líneas generales se reclama mayor transparencia e información, más coherencia entre los mensajes que transmite y el modo de comportarse, una mayor modernización, flexibilidad y más cercanía.

Según el estudio, el 67% de los burgaleses se consideran católicos. De ellos, el 21% se declara «no practicante», mientras que los practicantes ascienden hasta el 46%. El 33% de la población se declara creyente de otra religión, agnóstica, atea o indiferente.

Entre los practicantes, el 52% asegura asistir a misa al menos una vez a la semana, y el 12% reconoce que participa en acciones de voluntariado eclesial o en actividades organizadas por las parroquias u otras instituciones eclesiales. Entre los que acuden semanalmente a la iglesia, en torno al 30% participa en grupos de formación y oración, movimientos o cofradías.

Para el 80% de los que se consideran creyentes, el hecho religioso es valorado como un factor bastante o muy importante en sus vidas. Los católicos practicantes reclaman a la Iglesia una mayor cercanía (el 49%), mejor atención a colectivos específicos (18%), mayor información y transparencia (el 9%) y modernización (el 4%).

La encuesta también analiza el influjo de la pandemia en la vida de los creyentes, de los que uno de cada tres ha visto modificados sus hábitos religiosos. Aunque no poder asistir presencialmente a las celebraciones ha sido el principal obstáculo, muchos consideran que su fe se ha visto fortalecida con la crisis sanitaria y la práctica totalidad de los católicos practicantes ha mantenido o incluso intensificado los hábitos relacionados con la fe.

Asamblea Diocesana y futuro pastoral

La encuesta se enmarca en el proceso de reflexión emprendido en la archidiócesis de Burgos en septiembre de 2019 y que tiene como objetivo discernir los pasos a seguir en la pastoral de los próximos años. Los resultados de este estudio serán objeto de análisis en la Asamblea Diocesana, que comienza ahora su fase intermedia con las vistas puestas en su recta final, que se desarrollará a partir del mes de febrero.

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