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La Junta de Castilla y León inicia en Burgos el primer ciclo de vacunación frente a la COVID-19

La residencia de ancianos del Complejo Asistencial Fuentes Blancas de Burgos capital, de titularidad pública, ha sido el lugar elegido por la Junta de Castilla y León para iniciar hoy, en coincidencia con el resto de las provincias de la comunidad, el primer ciclo de la estrategia de vacunación frente a la COVID-19 establecida por el Ministerio de Sanidad y la Consejería de Sanidad.

Los usuarios de esta residencia son los primeros en recibir la vacuna al pertenecer al grupo poblacional prioritario compuesto por residentes en centros de la Tercera Edad y de atención a la Dependencia y sus trabajadores.

En la residencia de Fuentes Blancas se han vacunado 129 residentes (casi la totalidad del centro) y casi la mayoría de los trabajadores, 196. El primer residente vacunado ha sido Roberto Núñez Fernández, de 87 años, y la primera trabajadora que es técnica en Cuidados Asistenciales, María Elena Sadornil Payo, de 45 años. A continuación, los equipos que inyectan la vacuna, compuestos por personal de Enfermería, lo harán a los residentes y trabajadores del Centro de Atención a Minusválidos Psíquicos de Fuentes Blancas (CAMP) y a los de la Residencia de Personas Mayores Asistidas del mismo Complejo.

La previsión comunicada a la Administración autonómica por el Gobierno central es que, a partir de hoy, día 30, irán llegando a las nueve provincias de la Comunidad, con periodicidad semanal y hasta el 15 de marzo, el total de 322.440 dosis anunciadas, para completar los dos primeros de los tres ciclos previstos en esta fase de la estrategia de vacunación.

Esta primera etapa contempla cuatros grupos priorizados de población diana: los residentes y personal sanitario y sociosanitario en residencias de personas mayores y con discapacidad; el personal sanitario de primera línea; otro personal sanitario y sociosanitario; y grandes dependientes no institucionalizados.

La Junta de Castilla y León ya tiene en marcha, en el marco de la Estrategia Nacional de Vacunación frente a la COVID-19, un complejo operativo de almacenamiento, distribución y vacunación en el que se basarán las líneas de intervención para el desarrollo de esta campaña para promover la inmunización frente al SARS-CoV-2.

Hay que recordar que se trata de planificaciones abiertas, tanto en el ámbito nacional como autonómico, y por tanto, sometidas a continúa revisión técnica ante una realidad pandémica global cambiante y, desde el punto de vista científico, aún novedosa en su investigación y caracterización.

Por ello, es muy importante que la sociedad, desde sus distintos ámbitos, sea consciente del carácter “vivo” y evolutivo de estas estrategias, en las que, con el objetivo general reducir la morbimortalidad por la COVID-19 mediante la vacunación del mayor porcentaje posible de población, se prevé un análisis y evolución permanentes para su mejor adaptación a las circunstancias que puedan plantearse.

Vacuna
La vacuna que se va a distribuir en esta primera fase es la desarrollada por los laboratorios de Pfizer/BioNTech y posee ciertas peculiaridades en cuanto a su conservación, que hace que su utilización sea más compleja que otras. Es una vacuna basada en el denominado ARN mensajero, que debe conservarse a muy bajas temperaturas (entre 70 y 80 grados bajo cero), viniendo en viales multi dosis, de cinco dosis cada uno de ellos, organizadas en bandejas de 195 viales, que equivalen a 975 dosis de vacuna.

Como se sabe, requiere dos dosis para completar su efectividad, existiendo un plazo entre la primera y la segunda dosis de veintiún días; es necesario, por ello, una compleja organización, planificación y logística para poder aprovechar el máximo de unidades con la mínima pérdida en la cadena de frío o el transporte de dosis.

Se trata de un medicamento que ha obtenido la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) tras haber superado los análisis de calidad y seguridad, habiendo sido testada en más de 44.000 voluntarios de dieciséis o más años en su fase III, siendo las reacciones adversas observadas más frecuentemente la fatiga (62,9 %), cefalea (55,1 %), dolores musculares (38,3 %), escalofríos (31,9 %) y fiebre (14,2 %), efectos similares a los de la vacuna de la gripe y que remiten con medidas sencillas o medicación habitual.

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