Las universidades públicas de Castilla y León se preparan para volver a las aulas el próximo curso con un modelo presencial y seguro en coordinación con la Junta
Los rectores de las cuatro universidades públicas de Castilla y León y la consejera de Educación han apostado, en una reunión telemática celebrada hoy, por empezar el próximo curso de forma presencial, siempre que sea posible, reforzando las capacidades tecnológicas con las que ya cuentan. Ello, eso sí bajo la premisa de que la seguridad debe primar en cuantas decisiones se adopten en este terreno. Tras analizar el desarrollo del presente curso y su adaptación a la educación a distancia, los rectores y la consejera han coincidido en que, a pesar de las dificultades, se está terminando con “relativa normalidad”.
Convencidos de que la docencia en las aulas es una de las grandes fortalezas del sistema universitario público, las universidades, con el apoyo de la Consejería, han decido abordar el inicio del próximo curso y las universidades realizarán test serológicos masivos a todas las plantillas de personal universitario, además de reorganizar los espacios de tal forma que pueda respetarse la distancia de seguridad -o adoptar otras medidas preventivas recomendadas por Sanidad- y reforzar sus campus virtuales.
De este modo, habrá formación intensiva a los docentes y se actualizarán los recursos tecnológicos con los que cuentan los campus, entre ellos tanto los financiados por la Consejería de Educación, como el programa de Apoyo a las Enseñanzas online de los años 2020-2021.
Por último, han acordado poner en marcha medidas económicas para ayudar a los alumnos que se encuentren en situación de vulnerabilidad por culpa de la pandemia. Aún por concretar, estas iniciativas responden a la voluntad del sistema universitario público de trabajar para no dejar a nadie atrás. En este sentido, la Universidad de Burgos se ha adelantado ya a través de una convocatoria dotada con 100.000 euros para empezar a paliar, en lo posible, la brecha social y económica del estudiantado.
Aunque rectores y consejera han tratado la prueba de la EBAU, que se celebrará los primeros días de julio, será la Comisión Organizadora de la prueba la que apruebe la próxima semana las medidas que se adoptarán para que se desarrolle con todas las garantías sanitarias.
La suspensión de las clases presenciales, motivada por la pandemia de la COVID-19, obligó a las universidades a adaptarse a una nueva situación en tiempo récord. Se han tomado soluciones rápidas y eficaces, gracias a la coordinación que en todo momento han tenido las instituciones entre sí y con la Consejería de Educación, con la que han estado en permanente contacto.