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El CAB acoge hasta el 28 de mayo la muestra ‘Clouded Lands-[Tierras nubladas]’

El Centro de Arte Caja de Burgos CAB acoge desde hoy y hasta el próximo 28 de mayo la propuesta del colectivo Food of War Clouded Lands-[Tierras nubladas]. La exposición aborda de manera directa el progresivo deterioro de las formas de vida ligadas a los entornos rurales, amenazadas en un combate desigual por grandes compañías que imponen cambios en los cultivos tradicionales, industrias contaminantes ajenas a las necesidades de sus habitantes e inquietantes instalaciones de producción de energía tan perturbadoras como las centrales nucleares.

Además de acciones, performances, objetos fabricados con elementos y productos comestibles que provocan inquietud, fotografía, pintura y cine, Tierras nubladas presenta en primicia, de la mano de las artistas Julia Casal y Noela Roibás, el documental Atómica, centrado en los paisajes y personas que viven en las proximidades de la central de Garoña en Burgos.

En el acto de inauguración, que se celebrará hoy a las 20 horas, intervendrá la cantante de ópera colombiana Carolina Muñoz interpretando “Lluvia negra”, canción inspirada en la tragedia de Gómel en Bielorrusia, donde fueron evacuados 327 pueblos, cuarenta de ellos enterrados tras el accidente de Chernóbil. Suceso al que también alude la nube radiactiva “comestible” creada por Simone Mattar”. Asimismo, los destacados miembros de Food of War Omar Castañeda y Hernán Barros desarrollarán la gastroperformance  “El experimento del Dr. Martin”.

Para la exposición se ha contado con la presencia de destacados artistas invitados que han creado obras específicas para la muestra, como Mesa nuclear, de Lucía Loren, que se añade a la aportación de los artistas Pedro Paricio y Ernesto Cánovas por gentileza la Halcyon Gallery de Londres, además de las creaciones audiovisuales de Gemma Pardo y Pablo Robertson de Unamuno. Junto a ellos, las integrantes del colectivo Food of War Quintina Valero y Zinaida Lihacheva presentan, respectivamente, sus deslumbrantes fotografías y una videoinstalación sobre las consecuencias del escape radiactivo en Chernóbil.

Tierras nubladas. Los conflictos, las luchas sociales y la legítima e histórica reivindicación sobre el derecho a la tierra están en la raíz de esta sugerente, comprometida y audaz propuesta artística.

El acceso a la comida, la sobreexplotación de los recursos, la producción de alimentos en manos de grandes compañías que imponen no solo duras condiciones laborales a los trabajadores que las proveen, sino que incluso modifican los tradicionales hábitos alimenticios de un territorio, instaron al artista colombiano Omar Castañeda a protagonizar algunas sonadas intervenciones en su país. Tal fue el caso del Proyecto Panela, basado en el ancestral alimento convertido en el nuevo oro colombiano por su virtualidad como combustible. El artista utilizó este producto como soporte de su obra y como un modo de advertir los brutales cambios que se estaban operando en un mundo rural que una vez más convertía a los campesinos en víctimas de la violencia.

La inquietud de Omar Castañeda por rastrear similares problemáticas en otros lugares, y por explorar el modo en que otros artistas las abordaban, le llevaron a trabajar en Palestina junto a Mónica Rubio. Allí indagaron en la dificultad de sus habitantes para cultivar y vender los alimentos producidos en un contexto de alta conflictividad. La experiencia les empujó a la creación del colectivo Food of War [comida de guerra].

En palabras de Olga Pastor, comisaria independiente vinculada al colectivo desde sus inicios, Food of War lleva en activo tres años y ha pasado ya por Colombia, Oriente Medio, España, Italia, Alemania, Ucrania y Bielorrusia. Sus miembros han creado un “manifiesto” que explica los objetivos y acota el modus operandi. Sin menoscabo de la libertad individual de cada artista, una de las premisas principales del colectivo es la denuncia social y la lucha por la paz. Una paz, que como estamos comprobando en el reciente caso de Colombia, se puede conseguir. Los artistas y el “manifiesto” son los protagonistas de una aventura que no ha hecho más que empezar y que paso a paso se  adentra por los más pedregosos senderos.

En “Comida de guerra”, prosigue Olga Pastor,  se unen conceptos y personas de muy diferentes estilos y disciplinas, aunados en un frente común de reflexión y denuncia. Un colectivo de paz que busca despertar conciencias en su afán por encontrar soluciones menos crueles.

La propuesta que ha desarrollado en esta ocasión el colectivo artístico repasa las terribles consecuencias que tuvo, principalmente en Europa, pero a la postre en todo el mundo, el terrible suceso del escape radiactivo en la central nuclear de Chernóbil (Ucrania) en los postreros años de existencia de la Unión Soviética. El 26 de abril de 1986 la explosión en uno de los reactores provocó, además de la muerte de numerosos operarios y bomberos que intervinieron en la central tras el accidente y  la contaminación inmediata del área circundante, una inmensa nube radiactiva que inicialmente sobrevoló Escandinavia y Europa Central. Hoy se sabe que las nubes radiactivas de Chernóbil alcanzaron todo el mundo.

España, con independencia del grado de afectación que pudiera causar la nube, no dejó de estar presente en el debate sobre las condiciones de seguridad de sus centrales nucleares. Una de las más controvertidas, sin lugar a dudas, fue la radicada en la localidad burgalesa de Garoña. Como es habitual, cada nuevo proyecto que desarrolla Food of War en un lugar concreto procura la incorporación al debate de diferentes artistas, que suman sus trabajos  a  la necesaria reflexión con que debemos afrontar  la persistencia de este tipo de factorías de producción energética.

Los artistas del colectivo Food of War y los artistas nacionales invitados a participar en el proyecto, producido en exclusiva por el Centro de Arte Caja de Burgos CAB abordan, siempre desde una perspectiva artística, las relaciones de la población, de su forma de vida y de su modo de subsistencia con la obtención de energía nuclear. Y lo hacen sin apriorismos, de modo abierto y sin condiciones previas, explorando las buenas y malas repercusiones, los efectos en el día a día y en el largo plazo, procurando, como solo el arte es capaz de hacer, planteamientos globales a partir de experiencias cercanas y personales sin otro objetivo que el de la implicación emocional del espectador, a quien compete establecer en exclusiva las conclusiones que juzgue apropiadas.

El proyecto de Food of War para el Centro de Arte Caja de Burgos CAB cuenta con la participación de los miembros del colectivo Omar Castañeda, Hernán Barros, Quintina Valero, Simone Mattar, Zinahida Lihacheva y Carolina Muñoz.

Han sido invitados también a participar, bajo el comisariado de Olga Pastor, los artistas Pablo Robertson de Unamuno, Gemma Pardo, Pedro Paricio, Ernesto Cánovas, Noela Roibás, Julia Casal y Lucía Loren.

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