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El Museo de la Evolución Humana celebra el jueves un encuentro sobre las falsificaciones en la documentación medieval peninsular y la importancia de su detección

El Museo de la Evolución Humana celebra el próximo jueves, 9 de marzo, la presentación del estudio publicado en la revista ‘Anuario de Estudios Medievales’ en el que se da a conocer que el documento considerado hasta ese momento como el más antiguo de los custodiados en el Archivo Histórico de la Nobleza (Toledo) es en realidad una falsificación del siglo XII, y no del año 943, como indica su data.

En la presentación intervendrá el catedrático emérito de la Universidad de Burgos (UBU) José Antonio Fernández Flórez, más los autores del estudio: los investigadores Sonia Serna (UBU) y Julio Escalona (CSIC).

Comenzando por un breve estado de cuestión sobre la importancia de la detección de los documentos falsos o inauténticos, se expondrán algunos casos de relevancia sobre falsificaciones en la documentación medieval peninsular, para finalmente centrarse en el documento protagonista, el pergamino OSUNA, CP.37, D.9. El encuentro comenzará a las 20.15 horas en el salón de actos del Museo, con entrada libre hasta completar aforo.

Es preferible reservar con antelación la invitación en la recepción del Museo o llamando al 947421000. Se podrá seguir en directo a través del canal de youtube del Museo.

Las claves del descubrimiento
Uno de los escasos supervivientes del fondo documental desaparecido del monasterio benedictino burgalés de San Pedro de Cardeña es un pergamino de gran formato, escrito en letra visigótica redonda y datado en 26 de diciembre de 943, que registra la donación del conde castellano, Asur Fernández, y su mujer, Gontroda, al monasterio de San Pedro de Cardeña.

A través de los estudios en torno al pergamino se ha podido desvelar todo un complejo entramado de transmisión documental que sirve para determinar los procedimientos empleados para producir el documento, así como los motivos que llevaron a confeccionarlo y el contexto en que se utilizó.

Se ha constatado que los falsificadores se basaron en una donación auténtica (hoy perdida), que reprodujeron insertando elementos que no estaban en su modelo, con el fin de utilizar el documento como prueba en un pleito.

¿Cuáles han sido las claves para llegar a este descubrimiento? Por un lado, los análisis paleográficos, que revelan una serie de anomalías para un documento del siglo X.

El uso de ciertos rasgos del sistema abreviativo carolino, la adopción de soluciones extrañas para realizar los signos abreviativos o abreviar palabras, junto con una preparación de la página ciertamente llamativa, han permitido descubrir toda una estrategia falsificadora.

Por otro lado, la reconstrucción del contexto en el que se elaboró la falsificación, a partir de una copia del Becerro Gótico de Cardeña, además del hallazgo de la conexión del pergamino de Osuna con el pleito entablado entre Cardeña y los concejos de Peñafiel y Castrillo del Duero en 1175, han resultado esenciales para acabar de revelar todo este proceso documental.

La investigación constata algo que fue frecuente en un determinado momento de la época medieval: las manipulaciones y los engaños realizados para favorecer ciertos intereses.

Lo importante hoy en día es llegar hasta ellos, descubrirlos y atestiguarlos documentalmente, para poner de manifiesto que en cada época se podía reescribir y manipular el pasado.

(https://doi.org/10.3989/aem.2022.52.2.16)

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